martes, 26 de junio de 2018

CAMINANDO DÍA A DÍA


                                                     Pingüinos en Cabo de Buena Esperanza (Cape Point)

Único fin en la vida es ser feliz.

Ya lo sé que tiene muchos matices, pero de qué nos ha servido la vida si se es desgraciado. No siempre, en todo momento vamos a estar disfrutando en plenitud. Se puede ser feliz ante la dicha de lo que te rodean; preparando el camino (Ítaca es piedra y agua) que te lleva a un futuro mejor; recordando un tiempo pasado que ya no volverá, o sea, que no solo seamos felices al alcanzar los objetivos deseados sino en la resolución de los mismos. Sentirse a gusto con uno mismo es la mejor manera y para ello, irremediablemente, se necesita: trabajo y esfuerzo. Por lo que pienso como en la Odisea que lo importante en la vida no es el destino sino el camino.
El faro de Buena Esperanza, también llamado Cabo de las Tormentas, a 250 metros de altitud, tenía el inconveniente que a menudo,  su luz se ocultaba por las nieblas y las nubes. El peligro se confirmó con la tragedia  del buque portugués de pasajeros (1911) Lusitania, que chocó contra Bellows Rock. a 4 millas del Cabo de Buena Esperanza.







miércoles, 13 de junio de 2018

ESPAÑOLITOS

                            Cuadro del pintor costumbrista fresnense Eugenio Hermoso (1883-1963) presente en el MUBA


-Vamos levanta. Ya está la Mariquilla acarreando agua de la fuente.

Era el despertador todas las mañanas. Sin reloj. Sin hora. El sol marcaba el tiempo. Solo el timbre de la voz de mi madre desde la cocina que nos instaba para empezar las tareas domésticas. Ya se oían por la calle, las ruedas de los carros al compás de los pasos de las caballerías y la voz singular del arriero cantado sobre la mula. Una bella estampa matinal de un pueblo que empezaba su jornada diaria.


                                                          Romería lunes de Resurrección


Las primeras tareas de las mujeres, antes de que el sol “apretara”, sería barrer las puertas, rellenar las tinajas de agua, regar las aspidistras (allí llamadas pilistras) y aureolas que adornaban las frescas naves de las casas y que hacían de distribuidor a los dormitorios, franqueadas por las hamacas que durante las calurosas noches de verano servían para tomar el fresco en las aceras de la calle y contemplar los puntos luminosos del firmamento. Allá arriba en la bóveda celeste, los astros parecían estar al alcance de la mano, mientras que fugaces estrellas se escapaban cayendo por detrás de la torre de la iglesia, donde debían esconderse, para reaparecer al día siguiente por los árboles que rodeaban el pueblo, más brillantes y luminosas que el día anterior.

De vez en cuando, algún paisano que cruzaba la calle saludaba con el acostumbrado ¡hey! Supongo que se trataba de una abreviatura de ¿qué hay? siguiendo sus pasos calle arriba, sin esperar otra contestación que no fuera ¡adiós!

                                              Mis padres y mis sobrinos Juan Cecilio y Jerónimo
Eran los años sesenta, cuando ninguna información exterior alteraba la vida tranquila y humilde de unos pueblos de Extremadura, que empezaba a despertar de su letargo y a desprenderse de la corteza que los aprisionaba, emprender el vuelo hacia otras latitudes donde la industria avanzaba y necesitaba mano de obra nueva. En la maleta llevaban, juventud, ganas de trabajar e ilusión por una vida mejor. Los llamaban emigrantes. Hoy esa misma gente que los acogió, los descalifica y aparta de forma despectiva llamándolos españolitos.

Publicado en el periódico HOY día 13-06-18 día de San Antonio
Mi mejor regalo


viernes, 8 de junio de 2018

PRIMAVERA

Antes que el camino polvoriento
borre los colores de mis plantas; 
el acróbata rocío las persiga y
el viento derrame sus pétalos
blancos, beberé con avidez
el jugo fresco que me embriaga

miércoles, 6 de junio de 2018

AVENTURA EN ISLANDIA



                                               Iglesia luterana en Rekiavik

Para los que poblamos latitudes templadas, nos sorprende sobremanera la visita a un país en el que su territorio se encuentra dentro del círculo polar ártico. Con una superficie poco mayor que Andalucía, su población no llega a los 350.000 habitantes donde predomina el paisaje desierto, glaciares, géiseres y gran actividad volcánica.

La erupción del volcán Eyjafjalljökull en abril de 2010 causó gran preocupación entre la población islandesa. Enormes columnas de vapor de agua se elevaban al evaporarse la nieve y el hielo del glaciar donde se había producido. La ceniza volcánica llegó a varios kilómetros de altitud provocando la suspensión del trafico aéreo. Sin embargo, lo que la población creía se trataba de una catástrofe económica para el país, produjo el efecto llamada, llegando a duplicar el turismo cada año, convirtiendo el popular refrán de que “no hay mal que por bien no venga”.

Hoy es uno de los más preciados destinos turísticos. La economía está basada principalmente en la pesca, programas de ocio y actividades turísticas al "aire" libre.

                                           Balneario Laguna Azul

Impresionantes balnearios geotermales son una de las atracciones más visitadas. Sus vaporosas aguas templadas a unos 40ºC son  ricas en minerales de formaciones de lava, tienen propiedades beneficiosas para la piel, como la psoriasis, pero muy especialmente para el espíritu.

                                                 El Gran Geysir

Situado en el valle Haukadalur, es el más antiguamente conocido, dando nombre a los demás géiseres, produciendo erupciones de agua y vapor a más de 30 metros de altitud.

                                                   Catarata Gullfoss

Formando parte de la ruta del Circulo Dorado de 300 kilómetros de recorrido, cascadas con grandes giros, grietas de inmensa profundidad, encontrándose en una zona protegida del cañón del río Hvitá, comienza en el corazón de la isla y terminando en Reikiavik.



 Cascada de Skogafoss

De 60 metros de altura. Leyendas de enormes tesoros enterrados acompañan a uno de los espectáculos más impresionantes de la naturaleza. Senderos para bordearla,   430 escalones para contemplarla desde arriba  y hacer excursiones por los glaciares.


Playas de lava, cadáveres de ballenas, ríos tortuosos, montañas, lluvia, nieve, granizo



sol, tiempo libre y un gran espíritu aventurero para descubrir que el planeta está vivo y que en cualquier momento la naturaleza ejerce su capricho.




















MI ABUELA NO TENÍA ÁLBUM DE FOTOS




No, mi abuela no tenía álbum de fotos, y probablemente tampoco tuvo fotos para tener que guardar, pero imagino, ya que la conocí poco, que en el lugar donde se guardan los recuerdos, cuando los agitara para poder contar, lo haría con la mayor precisión que su oratoria le permitiera, y tal vez algo de ellos me contara. Probablemente, estarían bien presente sus días más felices, como debieron ser el nacimiento de sus seis hijos, el día de su boda y también los días tristes, cuando aquellos que nos precedieron volaron a mejor vida, dejando en nosotros el dolor de su partida.
Pero yo no necesito tener un álbum de fotos antiguas para recordar a mi abuela que conocí tan poco, pues también tengo un pequeño rincón donde un día, siendo muy niña, puse una estantería para colocar la chispeante llama del fuego encendido de la chimenea, donde me tostaba las bellotas y castañas en invierno; el umbral de granito de su casa frente a la iglesia donde las niñas nos sentábamos en las noches de verano a contarnos pequeños descubrimientos y la higuera que daba sombra al patio donde se sentaba a zurcir la ropa usada.


Lo que yo no tengo en la estantería de recuerdos de mi abuela, son los besos y caricias que tal vez me hiciera, o es que el hipocampo de mi cerebro haya sufrido ya algún daño que me impida recordarlo. Así que para que eso no le ocurra a mis nietos, no dejo escapar ninguna de las posibilidades que las nuevas tecnologías y redes sociales me dan para que me recuerden tantas veces como quieran en imágenes, escritos o grabaciones. Los besos y caricias, espero los guarden en el corazón, pues ahí no creo que se les olvide.

Publicado por el periódico HOY el 30-05-18