Mujer en las casas trogloditas de Túnez
En más de una ocasión la
escuché del habla popular con motivo de ver llegar un grupo
irregular de personas “ahí viene la jarca” y en efecto, esta
palabra no es reconocida por el diccionario pues la pronunciación no
se ajusta a la correcta escritura que sería “harka”, referida a
aquellos combatientes indígenas rifeños que sembraron el terror
entre los soldados de Alfonso XIII por su extrema crueldad con los
vencidos allá por 1920. Esto me lleva a imaginar que la “harka”
que usaban los musulmanes, llegó al vocabulario popular de la mano
de aquellos soldados, que junto al ejercito español lucharon en el
norte de Marruecos, los mismos que vinieron a la península para
colaborar con el ejercito nacional en la guerra civil de 1936.
Los musulmanes que
habitaron nuestra península en las diferentes épocas de la
historia, no solo nos han dejado parte de su lenguaje, nombre de
ciudades y costumbres. También la gastronomía tiene un gran
parecido con nuestra cocina tradicional. Las aceitunas que nos
acompañan en los aperitivos, es una de los ingredientes más
utilizado en sus platos, como lo es la miel y las almendras en sus
exquisitos postres. Si visitas Marruecos y quieres guardar la linea,
cambia cualquiera de sus platos por la “bastila” de fina masa
hojaldrada rellena de cualquier cosa; los “cuernos de gacela”, lo
más parecido a nuestros mazapanes y a las rústicas empanadillas
rellenas de almendra, que no faltan en ninguna casa del termino de
Don Benito los días de Semana Santa, y no digamos los pastelería de
los escaparates de Toledo, idénticos a sus finas pasta de té.En definitiva, este mundo que es un precioso pañuelo donde nos unen costumbres, lengua y cultura, nos separan, desgraciadamente, las religiones.
Antonia Marcelo
Publicado en el periódico HOY el 22-06-15
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