Iglesia luterana en Rekiavik
Para los que poblamos
latitudes templadas, nos sorprende sobremanera la visita a un país
en el que su territorio se encuentra dentro del círculo polar
ártico. Con una superficie poco mayor que Andalucía, su población
no llega a los 350.000 habitantes donde predomina el paisaje
desierto, glaciares, géiseres y gran actividad volcánica.
La erupción del volcán
Eyjafjalljökull en abril de 2010 causó gran preocupación entre la
población islandesa. Enormes columnas de vapor de agua se elevaban
al evaporarse la nieve y el hielo del glaciar donde se había
producido. La ceniza volcánica llegó a varios kilómetros de
altitud provocando la suspensión del trafico aéreo. Sin embargo, lo
que la población creía se trataba de una catástrofe económica
para el país, produjo el efecto llamada, llegando a duplicar el
turismo cada año, convirtiendo el popular refrán de que “no hay
mal que por bien no venga”.
Hoy es uno de los más
preciados destinos turísticos. La economía está basada principalmente en la
pesca, programas de ocio y actividades turísticas al "aire" libre.
Balneario Laguna Azul
Impresionantes balnearios geotermales son una de las atracciones más visitadas. Sus vaporosas aguas templadas a unos 40ºC son ricas en minerales de formaciones de lava, tienen propiedades beneficiosas para la piel, como la psoriasis, pero muy especialmente para el espíritu.
El Gran Geysir
Situado en el valle Haukadalur, es el más antiguamente conocido, dando nombre a los demás géiseres, produciendo erupciones de agua y vapor a más de 30 metros de altitud.
Catarata Gullfoss
Formando parte de la ruta del Circulo Dorado de 300 kilómetros de recorrido, cascadas con grandes giros, grietas de inmensa profundidad, encontrándose en una zona protegida del cañón del río Hvitá, comienza en el corazón de la isla y terminando en Reikiavik.
Cascada de Skogafoss
De 60 metros de altura. Leyendas de enormes tesoros enterrados acompañan a uno de los espectáculos más impresionantes de la naturaleza. Senderos para bordearla, 430 escalones para contemplarla desde arriba y hacer excursiones por los glaciares.
Playas de lava, cadáveres de ballenas, ríos tortuosos, montañas, lluvia, nieve, granizo
sol, tiempo libre y un gran espíritu aventurero para descubrir que el planeta está vivo y que en cualquier momento la naturaleza ejerce su capricho.