“Las
fronteras surgieron como necesidad de vida cuando dos grupos de
humanos se encontraban y para evitar los conflictos. Pero solo por el
transcurso de los siglos adquirieron estabilidad y permanencia”
J.Ancel
Tenemos
los badajocense amplias vivencias de fronteras. Nuestra proximidad a
Elvas, declarada Patrimonio de la Humanidad en 2012, nos ha llevado a
mantener estrechas relaciones comerciales y de amistad con nuestros
vecinos, que en la actualidad seguimos cultivando en estrecha
armonía. Muy lejos quedan las rencillas, en otros tiempos guerras
entre los dos países. España y Portugal, siempre a la gresca:
Fernandinas (1369-1382), Sucesión Castellana (1475-1479),
Restauración Portuguesa (1640-1668), Sucesión Española
(1701-1714), tres más hispano-portuguesas en el siglo XVIII, La
Fantástica, la de las Naranjas, la de Navidad, la Peninsular y la
de Viriatos en la II República Española, que dieron como resultado,
quién lo iba a decir, a una gran red de fortificaciones a ambos
lados de la frontera, para salvaguardar cada uno su basto territorio.
Tomás Almena saluda desde el algarve del castillo
MARVAO
tiene un importante legado arqueológico y monumental, resultado de
la afirmación de su independencia y por el establecimiento de
diversas órdenes religiosas.
Tenemos
en común con Badajoz al homenajeado Visir de Coimbra, al fundador
Ibm Marwan que conquistó la región, con un Festival Islámico para
recordarlo con música, mercado típico y animación cultural, que
denominan Al Mossassa. La fiesta se celebra en octubre.
Transitar
por las calles de MARVAO, sintiéndote parte ellos mismos, en nuestro
propio hogar, atados por esos lazos que nos unen a los habitantes de
la Raya, hablando con los naturales e intercambiando en “portuñol”
alegres conversaciones que ponen en evidencia, que las fronteras
existen, pero que las personas de los dos lados, nos une una larga
historia de vivencias y amistad compartida.
Para reforzar la parte humana más visible de nuestro desplazamiento, afianzamiento e integración, quiero hacer en este escrito un sencillo homenaje a dos personas entrañables que nos acompañaron en este viaje cultural de la Universidad de Mayores. Estos fueron los compañeros portugueses con residencia en Elvas: María Manuel Guerra Franco y Anibal Franco. Incansables, serviciales y atentos a cualquier sugerencia que en este extenso grupo pudiera surgir. Mil gracias a ellos por tan inestimable compañía.
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