Me ha despertado esta noche una bandada de pájaros que
discutían azarosamente saltando de rama en rama, el fuerte viento ha debido
caer el nido y el polluelo que encontramos ayer muerto en el suelo, también ellos
saben de desamor y añoranzas.
Cruzo la acera con el paso lento que me acompaña. Es
temprano y la brisa del río mueve las hojas de los árboles, infiriendo en ellos
una sombra tenebrosa. La luna nueva se ha ocultado entre las nubes de este
junio que ha llegado sin poder remediarlo. Saltan los peces del río provocadores
formando ondas interminables en el agua, mientras los patos de mil brillantes
colores se abalanzan sobre ellos, para de un trago engullirlos en el proceso
natural de pervivencia.
Si alguna vez, este cuerpo que me habita se convierte
en mariposa, me iré a vivir en el ático donde liban las mariposas. El viento me
cubrirá de caricias, el vaivén de las hojas mecerá mis siestas, y en las noches
veré pasar entre las ramas de los árboles la luna nueva.
Antonia Marcelo 07-06-20
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