Los peligros del senderísmo a veces son los fantasmas que te persiguen por los caminos y a los que sólo se les oyen los pasos, pues no hablan para no interrumpir tus pensamiento, no gritan para no callar el canto de los pájaros y en silencio puedas escuchar la risa del arrollo que discurre al compás de los latidos de tu corazón.
Quién se atreve a descubrir la sábana que envuelve el día y dejar escapar la risa de los ángeles, que a menudo vagan entre las doradas mieses meciendo con sus alas sus largos tallos, alimento de los dioses, o abrir el armario del firmamento que encierra la noche, cuando extiende su cabello salpicado de encendidas velas, para iluminar los barcos de los que en el mar navegan.
Quién se atreve a descubrir la sábana que envuelve el día y dejar escapar la risa de los ángeles, que a menudo vagan entre las doradas mieses meciendo con sus alas sus largos tallos, alimento de los dioses, o abrir el armario del firmamento que encierra la noche, cuando extiende su cabello salpicado de encendidas velas, para iluminar los barcos de los que en el mar navegan.
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