Uno
de los negocios más visitados en la costa durante el verano son los
chiringuitos, que ya eran famosos antes de que Georgie Dann los diera
a conocer con su popular canción y de que Luis Aguilé nos animara a
tomarnos las deseadas vacaciones playeras, con la otra no menos
famosa, de que “Es una lata el trabajar”. Aunque con diferente
legislación que los bares urbanos, estos están sometidos a la más
estrictas normas por la ley de protección medioambiental, siempre en
beneficio de los usuarios playeros. Ni que decir tiene que los
españoles somos los grandes amantes de los chiringuitos y que
disfrutamos de ellos con mayor pasión que los extranjeros que nos
visitan. Nuestras costumbres horaria de comidas, especialmente en
época estival nos hace convertir el chiringuito en un
establecimiento multiuso, los metamorfoseamos de la mañana a la
noche-madrugada en comedor, salón social o sala de fiestas en sus
múltiples facetas, en ocasiones, solo hay que cambiar el mantel de
papel por otro de tela e iluminar con románticas velas. De éxito
asegurado los que mejor cocina tengan. Actualmente están
proliferando los de clara importación americana a lo Beach Clubs de
Miami, ambientes chill aut y exóticas camas balinesas, decorado
“muy mucho” con vistas a un público joven e imprescindibles que
miren a poniente, donde poder competir con la mejor puesta de sol con
móvil ultima generación. Toda una cultura que se refresca e innova
y que convierte nuestra costa en el mayor atractivo turístico de
España en época estival. Olvidemos Magaluf y dejemos que las
autoridades pertinentes sepan enmendar errores, no permitiendo
semejantes barbarie en nuestros pueblos costeros y sigamos siendo el
paraíso deseado. Nuestra industria turística se recupera y se lo
merece.
Publicado por el periódico HOY el 07-08-16
No hay comentarios:
Publicar un comentario