CUBA,
EL PAÍS DEL RON ANCLADO EN LOS “CINCUENTA”
Por Antonia Marcelo*
La
Habana
Llego
a las isla con el obsesivo deseo de llenarme de historia, recorrer su
malecón e imaginar desde allí, cómo el acorazado Maine se mecía
en sus cálidas aguas la noche del 15 de febrero de 1898, antes de
que una misteriosa explosión lo destruyera, arrastrando al fondo de
su bahía a sus 286 tripulantes.
El Malecón, al fondo Fuerte de los Tres Reyes del Morro
Ocho
kilómetros de Malecón, con sus típicos personajes; bohemios,
enamorados, paseantes, turistas, vendedores, familias, niños y
mayores donde se distingue una maravillosa mezcla de razas; el
contraste de lo nuevo con lo viejo, sus edificios derruidos y sus
curiosos vehículos de los años cincuentas que lucen como verdaderas
obras de museos.
Vehículos de los años cincuenta pasean por el centro de La Habana
La
Habana Vieja con su arte colonial y sus fortificaciones son
Patrimonio de la
Humanidad desde 1982, “los fuertes de los tiempos
de España” (1512-1898) más 120 distribuidos por toda la isla, por
tanto, el conjunto monumental más rico de Latinoamerica, pero la
prohibición de reconstruir por iniciativa privada edificios y
mansiones del S. XVII, que se encuentran en verdadera ruina, hace
que el conjunto se venga abajo y termine por desaparecer.
Palacio en ruinas del centro de La Habana
La
Giraldilla
Llama
la atención una pequeña obra escultórica, La Giraldilla, inspirada
en la historia de amor protagonizada por Isabel de Bobadilla, que
espera inútilmente subida a lo más alto del Castillo de la Real
Fuerza, el regreso de su esposo, el extremño muerto en el
Mississippi, Hernándo de Soto y que se ha convertido en el símbolo
de la ciudad.
La Giraldilla monumento símbolo de la ciudad
La Bahía
Lugar dónde se hundió el Maine
En estos días que el mundo se debate ante la incertidumbre que los
diferentes grupos terroristas destruyen monumentos históricos o un
suicida se estrella en los Alpes, arrastrando con su locura a
centenares de personas, nadie en aquellos momentos del hundimiento
del Maine (1898) pudo imaginar que una persona sola pudiera ser
causante de semejante desastre y dedicaron todas sus fuerzas a
enfrentar a la opinión pública y los habitantes de la isla como
únicos causantes de la tragedia, motivando con el incidente la
perdida por parte de España de las dos colonia que les quedaban en
ultramar, Cuba y Filipinas.
Monumento a los desaparecidos por el hundimiento del Maine
Han transcurrido más de cien años sin que la potencia americana,
instigadora del enfrentamiento, haya podido demostrar la autoría del
hundimiento, pero sí que ha demostrado su alto interés en meter las
narices en el bonito país de Cuba, cosa que, probablemente esté más
cerca de lo deseado.
Los
Cubanos
Cubanos bailando rumba cubana
No es necesario ahondar en el carácter cubanos, para ver claramente que
a pesar de carecer de lo más imprescindible, es un pueblo orgulloso,
que no renuncia a su origen español, que ama a su país, sus
costumbres y que es portador de una estirpe que sembró en la isla de
García, Garrido, Macías, Hernández y mal que le pese a algunos,
de los que también presumen de doble apellido vasco, aunque su piel
tenga el color de las aceitunas negras.
Calles junto al puerto
Me
alegra encontrarme entre el millón de turistas que ha visitado Cuba
en el primer trimestre de este 2015, comprobar que el cubano es un
ser tremendamente ingenioso, es capaz de transformarse de médico en
taxista, de militar en guía turístico y de cocinero en conductor de
autobús, todo, como cualquier padre, para mantener a su numerosa
familia, porque otra de las cosas de las que presume el cubano es de
pertenecer a familias muy numerosas, donde la mujer comienza a ser
madre rozando los quince años, por lo que fácilmente puede alcanzar
la veintena de hijos.
Vendedoras ambulantes en Matanzas
Pero
para sentirse orgullosos y ver cómo disfrutan de su felicidad es con
el baile. La rumba cubana y el ron es el binomio necesario para
inundar en un instante la estancia donde se encuentren. Tal vez sea
que la música amanse la fiera, que aquello del bienestar de lo que
los occidentales disfrutamos y por lo que cada día luchamos no sea
necesario para ser feliz.
Mujer cubana en Plaza de la Catedral
Cuba necesita normalizar sus relaciones con
el resto del mundo, pero el mundo no debe normalizar al cubano. Tener
ochenta años en la Plaza de la Catedral con un ramo de flores en el
pelo y “fumarse un puro” literalmente hablando, debe ser el
emblema que le falte a la bandera cubana.
*Antonia Marcelo
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