"Gato"
Yo tenía un gato azul.
Al menos eso me parecía. Se pasaba el día jugando a perseguir a los
gatos de los vecinos y de noche paseaba orgulloso por el tejado. Mi
gato tenía una amiga blanca como un terrón de azúcar y todas las
noches de luna llena corrían por el tejado jugando a lamerse. Desde allí se veía la torre de la iglesia, un campo lleno de eucaliptos y el arroyo, donde jugaban los niños cuando salían de la escuela. Su
sitio preferido era la parte más alta de la casa, junto a la veleta del tejado que
indicaba los cuatro puntos cardinales. Un día su amiga no apareció
y mi gato azul se quedo dormido junto al brasero y ya no se despertó
mas.
"Normaduval"
Esta debe ser la lagarta
blanca amiga de mi gato azul. En mi casa los gatos no tenían nombre.
Solo se llamaban “gato”.
Cuando los tenias que
llamar decías:
-Miss, miss, misino
ven.....
Y para que se fuera
decías:
-¡Sape!, ¡sape!, fuera...
Pero esta gata, cuando
la encontré, después de mucho tiempo de que mi gato azul
desapareciera, si que tenía nombre. Se llamaba Normaduval. Si. Como
la vedette, solo le faltaba para salir al escenario las perlas y los
brillantes. Le pusieron ese nombre por su porte elegante como la
famosa.
Cuando la vi, pensé que
me conocería, pero nada. Los gatos no son tan cariñosos como los perros, solo se
quieren ellos y en cuanto te descuidas, se largan y adiós, sin
pensar que los echas de menos y que el rincón donde tenías su cama
está vacío. Tampoco bebe nadie en el hueco que había bajo el
poyete de granito, donde estaba la tinaja y el cántaro del agua. La
cocina de mi casa no era la misma, ni el brasero daba el mismo calor
que antes.
"Xaviercugat"
Ahora yo tengo un gato
marrón. Le he puesto de nombre Xaviercugat, como el famoso músico
catalán, por lo del bigote y su porte señorial. Además espero que tenga, como el, una larga
vida y muchas esposas tan elegantes como Normaduval. Duerme a los
pies de mi cama y sé que nunca me abandonará porque es de madera.
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