lunes, 19 de octubre de 2020

LA VERSATILIDAD DEL CASTELLANO

                                  Biblioteca del Convento San Francisco en Lima-octubre 2019

 A menudo, en mi comunicación con los demás, me sorprenden palabras que usamos con asiduidad y que pueden tener doble sentido. Tenemos un magnífico lenguaje común tanto entre españoles, como con gente de Iberoamérica, pues no en vano nuestra lengua fue exportada allí, enseñada y divulgada por los numerosos monjes que fundaron templos y en ellos magníficas bibliotecas, como la que alberga la iglesia de San Francisco en Lima, con aproximadamente veinticinco mil volúmenes.

Hay palabras sorprendentes como la de “bacía” que yo siempre había escuchado refiriéndose a la palangana o palancana que se utilizaba para lavarse y a la que se refirió una argentina en Tres Fronteras, precioso lugar junto a las cataratas de Iguazú (Argentina, Brasil y Paraguay), para indicar como la bacía el lugar donde confluyen los ríos Iguazú y Paraná, distinguiéndose cual era uno u otro por los dos colores que llevaban sus aguas. El Iguazú marrón por el barro que arrastraba de las cataratas y el Paraná completamente azul.
Lo más simpático fue cuando una chilena durante un aperitivo en grupo, preguntó que donde se tiraba el cuesco. Tras unos segundos interminables descubrir que estaba comiendo aceitunas, tenía los huesos en la mano y quería tirarlos a la basura. Interesante resulta mirar en el diccionario los dos significados que tienen la palabra y la relación con esta que hace la historia al referirse a Hernán Cortés.
Debió ser un lapsus en su vocabulario lo que sufrió la ministra Carmen Calvo, pues ante la pregunta de los periodistas por quién había vetado al Rey en la entrega de despachos a la nueva promoción de jueces en Barcelona, respondió “lo decide quien lo tiene que decidir”.
Yo esos lapsus los tengo todos los días, claro que yo no soy ministra.
Publicación del Periódico HOY 28-09-2020
Antonia Marcelo

 

 

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