“CACHIS EN LA MAR “
A estas alturas de mi vida, casi todo
el que me conoce sabe lo que me gusta andar, he publicado en varios
medios los recorridos que asiduamente hago con mis compañeros de la
Universidad de Mayores por los alrededores de Badajoz capitaneados
por nuestro querido compañero, el ingenioso hidalgo D.Joaquín Luján
Villalba, incluso a veces, cuando en mis rutas voy sola, sueño con
ser Forres Gump, andar, andar, sin limite. Andar sin meta fijada con
anterioridad tiene un aliciente: descubrir algo nuevo. Volver un fin:
retroceder. Lamentablemente, al volver de mis paseos vacacionales por
la orilla de la playa de donde almaceno hermosas sensaciones, también
encuentro que la cámara de fotos, que siempre me compaña,viene
cargada de imágenes de múltiples desperdicios abandonados por los
usuarios de la playa: un vidrio roto, un saco de plástico, un bidón
blanco, una lata de refrescos, pelotas de tenis, botellas de agua,
una zapatilla rota... El mar tiene una boca que traga todo aquello
que abandonamos en sus orillas, pero los animales que lo habitan no
distinguen si es comestible o no. Millones de residuos plásticos
pueblan los océanos y acaban en el estómago de tortugas, ballenas o
delfines que mueren o enferman por la ingestión de material no
comestible. En la costa holandesa de Holling fue encontrada una
ballena muerta. Dentro de su estómago se encontró veinte kilos de
plástico. En Santander otra con cincuenta. El mensaje que nos envía
el mar es muy claro. Todo vuelve a la orilla aunque sea con un
elevado precio, la muerte de uno de los más bellos ejemplares de la
naturaleza, la ballena. Es entonces, cuando descargo la cámara y veo
todo los desechos que he recopilado para poder denunciar, cuando me
digo ¡cachis en la mar, qué ballena se tragará todo esto!
Antonia Marcelo
Publicado en el periódico HOY el 16-08-2015Antonia Marcelo