He tenido muchas dudas para decidirme
el orden en el que tenían que aparecer en esta página, tanto los poemas, como las fotos que he incorporado. En las fotos no
quiero que miréis la calidad, si no el contenido, que es lo que he
querido plasmar. En todas hay mujeres y niños denigrados,
mujeres que viajan como fardos o niños que trabajan, y a pesar de
ello hay belleza en sus rostros.
Todas las fotos son una “espina”
que se clava con solo mirarla, pero me he permitido que la primera
que aparece sea la “rosa”. Es el momento de entregar a las
monjas del centro Madre Teresa el dinero recaudado y que nos dijeron
emplearían para comprar cunas de madera para los
niños.
Desde entonces duermo mejor sabiendo
que esas pobres cabecitas no se golpearan contra los barrotes de
hierro de las cunas que utilizaban.
Niñas de un poblado nubio
NIÑAS DE CRISTAL
Poema para el Festival Internacional
“Gritos de Mujer”
por iniciativa de Mujeres Poetas
Lágrimas de río salado van empapando mi sed.
¡Que no, que no quiero rehenes!
Que la niña es de cristal y su verdugo de hielo.
¿Acaso tendrá en su mirada destellos verdes?
¿Adornará su naricilla con delicada torpeza?
Esa niña no se quiebra.
Esa niña es de cristal, pero esculpida en acero.
Fresca brisa de su noche
se encarga de entretenerla.
Torpe mirada ciega la transporta
cubierta por túnica negra
aislada del arco iris que la rodea.
Esa niña es de cristal, pero esa niña
¡no se quiebra!
Envuelta con ropas ajenas,
de transeúntes miserables que
las cubren y velan.
¡Escucha!
Cíngara de cristal,
llanto de mariposa que caminas
por tu jungla de seda:
¡Abre tu jaula, que vuelas!
(Es mi condena por las mujeres-niñas que son veladas)
Mujeres en la residencia de la Madre Teresa en Agra“Gritos de Mujer”
por iniciativa de Mujeres Poetas
Lágrimas de río salado van empapando mi sed.
¡Que no, que no quiero rehenes!
Que la niña es de cristal y su verdugo de hielo.
¿Acaso tendrá en su mirada destellos verdes?
¿Adornará su naricilla con delicada torpeza?
Esa niña no se quiebra.
Esa niña es de cristal, pero esculpida en acero.
Fresca brisa de su noche
se encarga de entretenerla.
Torpe mirada ciega la transporta
cubierta por túnica negra
aislada del arco iris que la rodea.
Esa niña es de cristal, pero esa niña
¡no se quiebra!
Envuelta con ropas ajenas,
de transeúntes miserables que
las cubren y velan.
¡Escucha!
Cíngara de cristal,
llanto de mariposa que caminas
por tu jungla de seda:
¡Abre tu jaula, que vuelas!
(Es mi condena por las mujeres-niñas que son veladas)
ENERO DEJÓ SU HUELLA
(Poema publicado en la Antología Solidaria de Artistas con Haití)
Es primavera de otoño
Es verano de playa, invierno de tormenta,
lluvia sin agua, viento sin frío, hielo de casa,
ciclón de piel caliente, horizonte en llamas,
tornados de victoria, brazos en manada,
mentiras engañosas, promesas despiadadas,
bombas en el cielo, hierros retorcidos,
alas de acero,
techumbres de cañas, adobe derramado,
polvo en las sandalias, insectos que devoran,
caminos de esperanza, casas de papel,
pozo seco, leña quemada,
ubres de agua, manos sin dedos,
traca mojada, ojos de luciérnaga, bocas sin manzana.
Niños hambrientos.
Un vestido, un jirón, una nada.
(Poema publicado en la Antología Solidaria de Artistas con Haití)
Es primavera de otoño
Es verano de playa, invierno de tormenta,
lluvia sin agua, viento sin frío, hielo de casa,
ciclón de piel caliente, horizonte en llamas,
tornados de victoria, brazos en manada,
mentiras engañosas, promesas despiadadas,
bombas en el cielo, hierros retorcidos,
alas de acero,
techumbres de cañas, adobe derramado,
polvo en las sandalias, insectos que devoran,
caminos de esperanza, casas de papel,
pozo seco, leña quemada,
ubres de agua, manos sin dedos,
traca mojada, ojos de luciérnaga, bocas sin manzana.
Niños hambrientos.
Un vestido, un jirón, una nada.
Mercado indio
ESPECTRO DE NADA
En las aceras pisadas.
Nada,
pura mierda en el estiércol.
Nada
hay entre dos aguas
Solo
la sal de las lágrimas
Para
arrastrarla.
Nada
bajo la lluvia ácida
Solo
un espectro que camina
Oculto
bajo un paraguas.
Nada
bajo las hojas caídas
Que
crujen airadas
Nada
en el borde del camino, solo
piedras
para que tropieces y caigas.
Y
para acabar con la nada
un
zureo de palomas
A
la hora de la siesta, que se apaga.
El
tiempo, vil regalo
Que
está rebosando de palabras.
Y
en el estiércol, no hay ¡Nada de nada!
21 de Abril
2013