No hay duda de que la
vida es hermosa, pero hay que vivirla en conciencia y armonía, de lo contrario
todo sería un viaje en vano. Cada uno es responsable de sus actos y todos somos un ser
especial, incomparable, irrepetible, sin espejos donde mirarnos, provistos de
luz para irradiar siempre con una sola sonrisa.
SONRISA
Abandono el trabajo de
selección de las fotos hechas en Roma. Allí me ha llevado un impulso
espontaneo, una decisión sin meditar, un camino de peregrinación por las más hermosas
basílicas jamás soñadas (sonrisas), fruto de la mano de hombres que, durante
más de dos mil años, han domado la piedra y el espíritu para crear obras
colosales e increíbles. Mas después vinieron otros que destruían, y más que
creaban todo lo que estos humildes mortales somos incapaz de descifrar por sí
mismo, tal grandiosidad aparece ante mí como una realidad inteligible. Es el
momento en que llegan las dudas si reír o llorar. Creo que este fue el momento
de la emoción, ese que hace que afloren las lágrimas.
LÁGRIMAS
Pero yo empecé hablando
de selección de fotos y me he metido en un jardín precioso del que quiero salir
con la frente alta, pues voy a cambiar las fotos por alguna divertida situación
vivida y que, para no olvidar, quiero plasmar por escrito; ya se sabe que las
palabras se las lleva el viento.
Y como el tema va de peregrinación, de sonrisas y también de lágrimas, quiero revivir aquel momento de la cena, a base de pasta y postre para gnomos, en que relaté a los comensales que me acompañaban, la escena vivida en una tienda preciosa de bisutería, donde entré a comprar algunos regalos, en lugar muy cercano al Vaticano.
Y aquí estoy yo aún después de un tiempo, preocupada, dilucidando si había sido yo, inocentemente, quien provocó que aquella guapa italiana derramara tan virginales lágrimas.
Badajoz 29-11-2024
Antonia Marcelo