La
expresión “de casta le viene al galgo” la recoge Benito Pérez
Galdós , el dramaturgo y novelista canario (1.843-1.920) autor de
Los episodios nacionales, para resaltar que determinadas personas
tienen una características muy acentuada y que era de preveer porque
también la han tenido sus predecesores, recogido en su novela Amadeo
I. Por tanto, me siento legitimada para decir que Maribel Bazaga
Zamora es un “galgo” con pedigrí.
Se
enorgullece de su linaje como un pura raza: los Bazaga guitarrista,
puro arte flamenco que no lo dan las academias.
Los
Zamora: cantaores, de categoría, comparables a la Niña los Peines.
Y
no se achican ninguno de los dos porque para llevar este arte en la
sangre hay que tener linaje, casta, cuna y raza.
Pero
resulta que Maribel se quedó en el camino la guitarra y las peinetas
y se convirtió en poeta, en lugar de cantar recita mientras sus
manos bailan y su mente vuela. Vuela a Granada entre jaleos y palmas
para enamorarse de su luz y sus sombras y saborearla hasta con el
paladar como una fruta jugosa. Como poeta llora para pedir clemencia
a los impasibles que ven pasar la sangre y la muerte. Como mujer,
acuna la esperanza del día a día mirándose en el espejo de sus
retoños, además de extender sus brazos largos, como hacen los
galgos, para alcanzar a los que le rodean con inmenso cariño y
llevarlos hacia nuevos horizontes, y por último, en este magnífico
poemario que nos ha presentado en Spacio Art Tarara titulado “Tal
Cual”, desgrana el amor fallido, apagando de un soplo certero el
rescoldo que un día dejó un amor sin compás.
Maribel
Bazaga Zamora, pura raza, galgo herido, corazón valiente.
Autor: Antonia Marcelo